Tejados de Cartón

Siempre he pensado qué si no hay a quien contarle las cosas, de poco me sirve haberlas vivido. Pues si muero con ello, nada o casi nada de mi dolor habré aportado. Érase una vez… Siempre he pensado que así deberían de empezar todos los libros. Por lo tanto, así voy a comenzar: Érase una vez un pueblo diezmado y mal tratado por los siglos de los siglos. Un pueblo que, en definitiva, contaba su propia historia. En ese pueblo vivía una niña que quería estudiar música y reír, era la hija de un gran hombre y la prima de un joven de ascendencia judía, que tuvo que lidiar con lo peor del poder nazi. Pasó el tiempo y la joven tuvo que escapar, viviendo terribles situaciones que la convirtieron en una superviviente audaz. Creció, se enamoró, sufrió y luchó con todas sus fuerzas para mantenerse en su destartalado camino. Esta historia refleja las dos vertientes que llevamos en nuestro interior. Lo fuertes y lo débiles que podemos llegar a ser. Y muestra la rapidez con la que podemos volvemos bondadosos o malvados según nuestra conveniencia o necesidades.